miércoles, 6 de junio de 2012

Héroes


Hola! No, no he desaparecido, ni tampoco mis musas. Digamos que por suerte o por desgracia, queriendo o sin querer, estoy disfrutando del silencio.

Hoy voy a abrir un poquito la boca porque me apetecía filosofar sobre algunas cosas. Y  aunque últimamente siento que lo poco que hablo se lo cuento a la pared e incluso ésta me devuelve mis palabras en forma de egoísmo y desprecio vestido de pasotismo, mi esencia bondadosa ha decido compartir estos pensamientos con el que esté dispuesto a dedicarle unos minutos a leer mis divagaciones. Por supuesto, es trabajo de cada uno sacarle partido a mi verborrea.

Pues bien, me apetece hablar de Superhéroes. ¿Os habéis preguntado qué diferencia a Clark Kent de Superman? ¿O a Peter Parker de Spiderman? En definitiva, ¿a cualquier personajillo normal y corriente del superhéroe en el que luego se convierten?


 En realidad, son la misma persona, Peter puede trepar paredes y lanzar telarañas y Clark puede volar y demás virguerías, aunque estén en el salón de su casa viendo la tele en pijama. Sin embargo, en su rutina diaria, son gente muy normal, tímidos y, en muchas ocasiones, buenos que pecan de tontos. ¿Dónde está el clic que produce el cambio? ¿En quitarse esas gafas de listillo y calzarse el traje?  Pues no. La única diferencia es LA ACTITUD.  El cambio se produce instantáneamente cuando deciden ponerse chulos y salir a patear el culo de todos los “enteraillos” que se ponen por delante.
Entonces, si bien no todo el mundo tiene estos superpoderes tan chulos, siempre queda la capacidad de cambiar de actitud y salir a la calle a comerse el mundo.

Si prestamos un poco de atención podemos ver a nuestro alrededor algunos superhéroes que se ocultan tras unas tímidas gafas y un silencio para algunos incómodo, aunque también se puede ver algún bichejo con deje de supervillano.

¿Conocéis a Victor Frankl? En realidad no fue o un superhéroe, o quizás sí… Victor fue un hombre al que se lo arrebataron absolutamente todo, sus pertenencias, su familia, su hogar… Todo. No obstante, decidió que había algo que nunca le quitarían: “Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino. ¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”
Obviamente, todos tenemos días, semanas e incluso periodos más largos, en los que la autoestima, la alegría, la fuerza o las ganas se nos caen al suelo. Tranquilos, no pasa nada. Hay que tomarse el tiempo necesario para vivir todo eso, para autocompadecerse y conocer la propia oscuridad.  Pero, si a alguien le interesa mi opinión, no hay que quedarse mucho tiempo en el pozo, porque si no, luego cuesta mucho trabajo salir. (Aún así de “to” se sale).

Hace poco, de las manos de una gran enfermera y persona, llegó hasta mí un pequeño libro. Se trataba de una fábula sobre Merlín y dos caballeros medievales, que nos cuenta las reglas de la Buena Suerte, enseñándonos lo importante que es tener una buena actitud y crear las circunstancias que nos den la Buena Suerte que tanto ansiamos. Es corto y entretenido. Sin dudarlo lo recomiendo.

Teniendo en cuenta que las cosas nos pueden salir mejor o peor y nos pueden costar más o menos trabajo, debemos ser conscientes de que siempre hay oportunidades y siempre tenemos la posibilidad cambiar la actitud con la que tomarnos las cosas. Pero claro está, cada persona es la que debe escoger.

¿Nos animamos a salir a la calle vestido con una capa roja de actitud convertidos en superhéroes?

Buenas noches niños perdidos. 


miércoles, 14 de marzo de 2012

Hacia lo imposible...

“No puedes”, “es imposible”, “NO”, “ni lo intentes”, “¿para qué?”, “no lo coseguirás”, “es muy difícil”, “no lo lograrás”, “¿con tu edad?”, “¿tú? Sí claro…”,  “no te esfuerces”, “no sirves para eso”, “ya lo han intentado otros como tú y nada…”, bla, bla, bla, bla, bla… Así podríamos estar varias horas, reuniendo todos mensajes negativos que nos dicen y nos decimos a nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. Y ya lo dijo Albert Einstein (que por cierto hoy cumple años):


Sí, a veces la vida nos lleva por caminos que no esperamos y tenemos que ser realistas y saber que podemos fracasar y que las cosas no siempre salen como queremos o que lo que teníamos en mente no era la mejor opción. Pero también tenemos que recordar que nos podemos levantar, curar las heridas y volver a retomar el camino del sueño, porque, enteraos bien, NADA ES IMPOSIBLE

Lo refleja muy bien este cuento de Jorge Bucay, así que si mas dilación, aquí va.

LOS NIÑOS ESTABAN SOLOS

Desde que el padre había muerto, los tiempos eran demasiado duros como para arriesgar el trabajo faltando cada vez que la abuela se enfermaba o se ausentaba de la ciudad.

Cuando el novio de la jovencita llamó para invitarla a un paseo en su coche nuevo, Marina no dudó demasiado. Después de todo, los niños estaban durmiendo como cada tarde, y no se despertaban hasta las cinco.

Apenas escuchó la bocina cogió su bolso y descolgó el teléfono. Tomó la precaución de cerrar la puerta del cuarto y se guardó la llave en el bolsillo. Ella no quería arriesgarse a que Pancho se despertara y bajara las escaleras para buscarla, porque después de todo tenía sólo seis años y en un descuido podía tropezar y lastimarse. Además, pensó, si eso sucediera, ¿cómo le explicaría a su madre que el niño no la había encontrado?

Quizás fue un cortocircuito en el televisor encendido o en alguna de las luces de la sala, o tal vez una chispa del hogar de leña; el caso es que cuando las cortinas empezaron a arder el fuego rápidamente alcanzó la escalera de madera que conducía a los dormitorios.

La tos del bebé debido al humo que se filtraba por debajo de la puerta lo despertó. Sin pensar, Pancho saltó de la cama y forcejeó con el picaporte para abrir la puerta pero no pudo.

De todos modos, si lo hubiera conseguido, él y su hermanitos de meses hubieran sido devorados por las llamas en pocos minutos.
Pancho gritó llamando a Marina, pero nadie contestó su llamada de auxilio. Así que corrió al teléfono que había en el cuarto (él sabia como marcar el número de su mamá) pero no había línea.

Pancho se dio cuenta de que debía sacar a su hermanito de allí. Intentó abrir la ventana que daba a la cornisa, pero era imposible para sus pequeñas manos destrabar el seguro y aunque lo hubiera conseguido aún debía soltar la malla de alambre que sus padres habían instalado como protección.

Cuando los bomberos terminaron de apagar el incendio, el tema de conversación de todos era el mismo.

– ¿Cómo pudo ese niño tan pequeño romper el vidrio y luego el enrejado con el perchero?

– ¿Cómo pudo cargar el bebé en la mochila?

– ¿Cómo pudo caminar por la cornisa con semejante peso y bajar por el árbol?

– ¿Cómo pudo salvar su vida y la de su hermano?

El viejo jefe de bomberos, hombre sabio y respetado les dio la respuesta:

-Panchito estaba solo… No tenía a nadie que le dijera que no iba a poder.


Pues lo dicho niños perdidos:

 NO DEJÉIS QUE NADIE OS DIGA LO QUE PODÉIS O NO PODÉIS HACER. 


lunes, 20 de febrero de 2012

#24h24p: por la visibilidad de los cuidados de enfermería


“Enfermero en Nunca Jamás” se une a una gran iniciativa, #24h24p, por la visibilidad de los cuidados de enfermería, puesta en marcha por Serafín y Antonio Jesús, a los que felicito tanto por todo el trabajo del día de hoy, como por sus dos años "cuidando" y haciendo grande la blogosfera sanitaria y por supuesto, enfermera.

Y sin más dilaciones, ¡vamos al turrón!

Nos encanta poner etiquetas y por supuesto, el sistema sanitario está lleno de ellas. Enfermera, médico, celador, auxilar, limpiadora, jefe, empleado, director, contratado, fijo… ¿Podemos resumir todo esto? ¿Podemos encontrar una única etiqueta en la que entremos todos? Sí, EQUIPO.

En días como este, queremos hacernos visibles, reivindicar el papel de las enfermeras, nuestra labor, nuestro entusiasmo, nuestro empeño, nuestro cuidado, nuestra investigación, nuestra gestión y nuestro trabajo educativo. Podíamos estar días y días ensalzándonos como enfermeras (cualidades y motivos no nos faltan). Pero hoy, además, toca hablar del trabajo en equipo.

¿Por qué? Porque por muy independientes que seamos, la mejor forma de llegar a nuestros objetivos y conseguir buenos resultados, es trabajando todos como uno.  Sin olvidar, que cada uno tiene su parcela, que la individualidad en muchos momentos es buena y necesaria, y que también luchamos por ella, ya que sin nuestra identidad individual, no podremos funcionar bien como conjunto.

¿Qué es trabajar en equipo? Trabajar en equipo es armonizar las necesidades de los demás con las propias con un único objetivo, adquirir un compromiso COMÚN. Es, sin duda, respetar las ideas de los demás y elaborar un espacio donde nos sintamos escuchados y respetados. 

¿Qué debemos buscar y que debemos evitar? El trabajo en equipo supone dejar a un lado la agresividad,  el desprecio, la soberbia y el clasismo. Dentro de un mismo grupo podemos encontrar varios equipos (equipo de enfermería, equipo médico,…), y luego mezclarse para formar otros diferentes (calidad, investigación, cuidados…). Debemos respetarnos los unos a los otros y evitar competiciones sin sentido. Encontrar nuestro espacio individual como profesionales independientes, como equipo y como conjunto.

¿Cómo podemos conseguir esto? Con empatía hacia los sentimientos de nuestros compañeros, escuchando, con una comunicación bidireccional, cambiando el modelo de jerarquía por un modelo en el que cada profesional es igualmente válido y necesario. Asumiendo objetivos y actividades comunes.  

¿Y que queremos las enfermeras dentro de estos equipos? Que se nos oiga, que se nos tenga en cuenta, que se no se nos pongan obstáculos y por supuesto, VISIBILIDAD. Porque ya no encargaremos nosotros de dar lo mejor de nuestra profesión y de nosotros mismos.

Para terminar, os dejo esta reflexión de Jorge Bucay que pone de manifiesto lo que cada uno tiene que poner de su parte para que el equipo funcione como conjunto y para que todos tengamos  nuestro propio espacio dentro de él.

"Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí...
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas, sin mentiras
Quiero que te acerques, sin invadirme...
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes, y que no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy, por lo menos hoy, tú puedes contar conmigo...

Sin condiciones."


¿Nos animamos a sacarle el máximo partido a nuestros equipos? 


martes, 7 de febrero de 2012

Algunas enfermeras prescriptoras


Reconozco que estoy poco puesto en esto de la Prescripción Enfermera. Y quizá sea por esto que algunas cosas no me quedan claras.

Hace unas semanas asistí a un curso sobre “Seguridad del Medicamento”, en el que entre los ponentes había una enfermera (Profesora de farmacología) cuyo tema era la Prescripción Enfermera. Me llamó la atención la importancia que le daba a la denominación tanto del acto como del objeto, que si “recetar” o “prescribir”, que si “orden de dispensación” o “receta”. Me recordó mucho a aquello de “Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas”. Mucho lío y conclusiones poco claras. Supongo que los tiros irán encaminados a la eterna lucha enfermería-medicina del “Esto es mío. Esto es tuyo. No nos vayamos a mezclar”.

Por otro lado, me calaron hondo los comentarios tanto de la ponente como de muchos compañeros, tales como “Esto es más para Atención Primaria” o “esto en los hospitales tiene poca aplicación”. Si buscamos la independencia, el reconocimiento, el respaldo legal, la mejora de la calidad asistencial y el beneficio de nuestros pacientes en Atención primaria, ¿Por qué no íbamos a hacerlo en Atención Especializada?

Cuando curamos una úlcera, valoramos un estoma o ponemos una sonda, somos nosotros los que debemos decidir cómo y con qué lo hacemos. Dentro de lo que llaman “prescripción colaborativa” deberíamos manejar insulinas, antidiabéticos orales, analgésicos, nutriciones y suplementos, antieméticos, etc. En situaciones de urgencia también utilizamos medicamentos como atropina, efedrina, adrenalina, antiarrítmicos o sedantes. Cuando un paciente se va de alta a su domicilio, también tenemos “órdenes de dispensación” que darles con los productos sanitarios y medicamentos que necesite.

Todo esto lo hacemos en los diferentes ámbitos, tanto en Centros de Salud como en hospitales. ¿Por qué la prescripción va a ser más para Atención Primaria? Si se supone que esto va de que llevamos mucho tiempo haciendo determinadas cosas sin respaldo legal y queremos que se nos reconozca y tener mayor seguridad, ¿por qué la Atención Especializada queda un poco de lado? ¿Cuál es la intención? ¿Prescribir los productos y medicamentos derivados de nuestro trabajo en Primaria y seguir dependiendo de los médicos en los hospitales? Sinceramente, me preocupa bastante que mucha gente piense así porque me da la sensación de que nosotros mismos nos estamos poniendo trabas.

Por lo visto, la “prescripción enfermera” es algo opcional. Es decir, unos enfermeros lo harán, otros no. Y por lo que he podido hablar con mis compañeros, habrá muchos que no lo hagan. Sus razones principales son que hay que formarse para hacerlo, que es trabajo del médico que vamos a hacer nosotros o que es un aumento de la responsabilidad sin subida de sueldo (“Mardito parné…”).

La verdad es que con lo que sé ahora y teniendo en cuenta las distintas opiniones, no tengo claro que va a aportar la Prescripción Enfermera a nuestra profesión y si se está planteando bien o mal.

Un ejemplo concreto. Creo que la “Prescripción colaborativa”en casos de seguimiento de pacientes diabéticos puede ser muy útil. La enfermera, desde su consulta en el Centro de Salud, lleva a cabo el seguimiento de este tipo de pacientes y conoce muy bien su evolución y sus necesidades. Por lo tanto, entiendo que esta enfermera puede asumir el papel de “prescriptora colaborativa” y modificar el tratamiento de insulina y/o antidiabéticos prescrito por el médico. Sin embargo, hablando con dos grandes amigas y enfermeras de Atención Primaria, defienden que no quieren asumir este rol, porque no es su función, es del médico y no están lo suficientemente formadas para ello. En mi opinión, creo que no se trata simplemente de asumir nuevas funciones sin más, sino de adquirir competencias (para ello hay que formarse más y mejor) en aspectos derivados íntimamente de nuestro trabajo (como en este caso, los cuidados y seguimiento del paciente diabético).

Si queremos avanzar y poner la Enfermería en el lugar que le corresponde, primero debemos ponernos al día en cosas como la Práctica Basada en la Evidencia, la investigación o el trabajo con los planes de cuidados y los diagnósticos enfermeros, y luego creérnoslo y empezar a hacernos responsables de nuestro trabajo sin miedo. ¿Los enfermeros somos capaces de asumir todo esto? Todavía hay mucho pensamiento de “Ayudante Técnico Sanitario”, “ver, oír y callar”, y “lo que diga el médico”. Sé que muchos ya están  luchando contra ello pero también soy consciente de que hay un número muy importante de gente que vive relajadamente mirando desde detrás de otros profesionales.

Tras esta parrafada que he soltado me quedo con muchas cuestiones por resolver:

- ¿La prescripción enfermera sólo es útil en Atención Primaria?
- ¿Qué piensan las enfermeras andaluzas sobre cómo esta funcionando en su comunidad?
- ¿La prescripción Enfermera deriva de nuestro trabajo o del de otros profesionales?
- ¿Somos capaces de asumir nuevas competencias?
- ¿Más responsabilidad y trabajo por el mismo reconocimiento económico?

Seguiremos indagando…

martes, 17 de enero de 2012

Terapias Alternativas ¿Llamamos a la inquisición?


Este post era imprescindible en mi blog, aunque me temo que no me ayudará a hacer amigos.

Hace unas semanas, el periódico El País se hacía eco de una noticia sobre las terapias alternativas con el titular “Sanidad concluye que el principal efecto de la homeopatía es placebo”.

Dada la afirmación tan categórica que hace el autor de este artículo, me dirigí a leer la noticia completa y por supuesto, el documento en el que el Ministerio de Sanidad, analiza la situación de las terapias alternativas en España.

Invito a cualquiera que esté interesado en este tema, a que lea de primera mano este documento y que saque sus propias conclusiones, sin dejarse influenciar por artículos de periódicos, o de numerosos blogs (incluido este) y webs que han dado su opinión al respecto, porque mis conclusiones son bastante diferentes. 

Sobre el caso de la homeopatía en concreto, el Ministerio llega a esta conclusión:

“En general, las revisiones realizadas concluyen que la homeopatía no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta, los resultados de los ensayos clínicos disponibles son muy contradictorios y resulta difícil interpretar que los resultados favorables encontrados en algunos ensayos sean diferenciables del efecto placebo.”

Desde mi punto de vista, hay una importante diferencia con el titular, ya que lo que entiendo que dice Sanidad es que no hay datos concluyentes ni definitivos con los estudios disponibles.

Opiniones, miles. Yo no tengo ningún interés económico, ni político, no soy acupuntor ni homeópata ni aplico ninguna de estas terapias. Simplemente puedo dar mi punto de vista, como paciente y como enfermero.

Como paciente, he probado la homeopatía por problemas de alergia y sólo puedo decir que me ha ido muy bien. He pasado de tomar 2-3 antihistamínicos diarios, la vacuna y el Ventolín® (siempre a mi ladito), a solo tomarme un antihistamínico dos días puntuales en toda la primavera.

Como profesional de la salud, me da mucha pena ver lo que yo siento como una “caza de brujas” y ver como se critica, se es despectivo y se tacha a estas terapias de “curanderismo”, “humo”, “magia”, pseudociencia” etc. Las primeras personas que empezaron a cuidar y curar, eran chamanes, curanderos, magos y brujas que utilizaban las hierbas, su intuición y su sentido común para mejorar la salud de la población, sin estudios científicos y gracias a eso aquí estamos (por ello no me gusta que se utilicen estos términos de manera peyorativa). Además, quiero hacer hincapié en que muchas de las personas que aplican estas terapias no son "gente sin estudios que ha hecho un curso" sino que hay muchas enfermeras, médicos y demás profesionales de la salud que están utilizando e intentando desarrollar estas técnicas. Gracias a que hemos evolucionado un poco, ahora procuramos que todo lo que hacemos esté basado en la evidencia, pero no hay que olvidar que no todo está inventado, que hay cosas que ni imaginamos y que el día menos pensado alucinaremos con nuevos descubrimientos. Y para muestra un botón: el mundo de la física está revolucionado porque parece, y de momento sólo digo “parece”, que han encontrado una moléculas que hacen cosas que hasta ahora eran totalmente imposibles. Veremos en que acaba la historia.

Yo de momento, tengo la mente abierta y doy la oportunidad a que sigan investigando (porque obviamente hace falta investigar y mucho). 

Así que, terapias alternativas… ¿Sí? ¿No? De momento, me quedo con un “¿Le damos una oportunidad?” y esta frase:

“La magia es la ciencia que aún no entendemos”

domingo, 8 de enero de 2012

Sólo hay que creer...

Sé de uno que si estuviera hoy aquí me diría "¡Ríete un poco hombre, que estás muy serio!", así que le intentaré hacer caso. 

Y mientras una reflexión, un pensamiento, una imagen, un recuerdo, un sentimiento... y quien quiera creer que crea...


viernes, 30 de diciembre de 2011

¡¡¡Se acaba el año!!! ¿¿¿En serio???

Que agobio… Todo el mundo haciendo balance, pidiendo deseos, felicitando el año y repasando los grandes momentos del 2011. No es que no me guste hacerlo, pero siempre me pilla el toro… Me temo que mañana, mientras se cocina el pato, dedicaré unos minutos a esta faena y así ahora cuento lo que se me pasa por la mente.

Hoy me he acordado de un artículo que leí el año pasado en la revista de Jorge Bucay y he tenido la suerte de encontrarla (gracias a mi Síndrome de Diógenes...) para poder releerlo.

Me quedo con dos ideas muy interesantes para  afrontar el nuevo año y la vida en general:

- No es muy recomendable hacer una lista de deseos o metas que cumplir. “Hacer una lista y cumplir algunas metas nos puede traer satisfacción, pero no felicidad.” Es cierto que a final de año nos encontramos con que solo hemos cumplido algunas cosas de la lista y la mayoría de ellas a medias, así que un par de cosillas para satisfacer nuestro ego y va que chuta.

- Y por otro lado, “tener un buen año será el resultado de nuestros actos, no lo será por el azar ni por el mero voluntarismo de nuestro deseo; para concretarse, pedirá nuestra responsabilidad. La felicidad no es un qué, sino un cómo”. Esta idea me la grabaré en el "celebro".

Así que, en lo que queda de 2011 sólo pensaré en una o dos cosas que quiero que me traiga el nuevo año, los Reyes Magos, Dios o quien quiera que me oiga por allá arriba; y me temo que reduciré mi lista a “salud y trabajo, que es lo importante y luego lo que tenga que venir” como dicen las señoras mayores.

Y en 2012 me dedicaré a seguir aprendiendo, creciendo, ilusionándome, compartiendo buenos momentos con mi gente y disfrutando con las cosas y las personas que me vaya encontrando por el camino.

¡¡¡Feliz Año!!!


P.D. Un poquito de música para ambientarnos para las uvas: Mecano-Un año más